✨ Nos tuvimos… pero no nos quedamos

Encuentros que no se quedan, pero nos transforman

Nos cruzamos en medio del ruido,
como si el universo, por un momento,
apagara sus relojes
para que dos almas pudieran reconocerse
en el temblor de una mirada.

No hubo preludios, ni adioses dramáticos.
Solo el instante perfecto —e improbable—
en que algo profundo nace
sin necesidad de quedarse.

No fuimos historia que se repite,
ni un capítulo inconcluso.
Fuimos chispa.
Fugaz, sí.
Pero sincera.
Como un relámpago que no pide permiso,
solo ocurre… y deja su trazo en el cielo.

Nos tuvimos,
pero no por completo.
Nos tocamos,
pero sin raíces.
Y sin embargo, cuánto nos movimos por dentro.
Cuánto cambió
en el leve roce de lo que no llegó a ser.

A veces me pregunto si fuiste una señal,
una especie de faro en medio del caos,
o simplemente una promesa
que no pedía cumplirse.

Pero no hay rencores aquí,
ni nostalgia empedernida.
Hay gratitud.
Hay memoria sin peso.
Hay ese silencio amable
que deja el amor que pasa sin romper nada.

No te espero,
no te busco,
pero no te niego.
Fuiste mapa,
no destino.
Puerta entreabierta,
no habitación.
Y eso también es sagrado.

Porque aprendí.
Aprendí a escucharme,
a reconocer en mi propia voz
la ternura que te imaginé darme.
Aprendí que no todo lo que no se queda,
se pierde.
Y que hay encuentros breves
que despiertan partes de ti
que ni sabías que dormían.

Ahora lo sé:
quien no se queda,
también enseña.
Y a veces —solo a veces—
enseña más.

🌿
¿Y tú?
¿Has sentido ese amor que fue luz,
aunque no duró?
¿Esa historia sin historia,
pero con tanto eco?

Déjalo en los comentarios…
o guárdalo en el rincón tibio de tus memorias.

Ninoska

«La escritura no es solo un refugio.
Es un acto de resistencia silenciosa.
Una forma de respirar cuando el mundo aprieta el pecho.
Una grieta luminosa en medio de la sombra más densa»


Ninoska.

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