Cuando se van sin hacer ruido: el duelo que transforma

Hay despedidas que no hacen ruido.
No avisan, no gritan, no dejan un último gesto.
Simplemente se van.
Y nos dejan ahí, con el alma suspendida en el aire, intentando comprender lo que aún no tiene forma.

Cuando un ser querido parte al otro plano, algo en nosotros se apaga… pero otra parte comienza a despertar.
El dolor es real, profundo, irrepetible.
Pero con el tiempo, también se vuelve maestro.
Nos enseña que el amor no muere, solo cambia de lugar.

En los primeros días, la ausencia pesa más que la memoria.
Es el eco de su risa lo que golpea.
La silla vacía.
La palabra que ya no escuchamos.
El abrazo que no volverá.
Y es normal sentirse roto. Incompleto. Paralizado.
Pero también es válido seguir. Aunque sea con pasos temblorosos.

El duelo no es una línea recta.
Es un laberinto.
Y dentro de ese laberinto, uno se encuentra a sí mismo.
Más frágil, sí. Pero también más consciente.
Porque quien ha amado y ha perdido, aprende a mirar la vida con otros ojos.
Ojos que valoran lo pequeño. Lo cotidiano. Lo simple que antes pasaba desapercibido.

Y un día —no sabemos bien cuándo— el dolor empieza a cambiar de forma.
Deja de punzar y empieza a acompañar.
Se convierte en recuerdo dulce, en fuerza interna, en guía silenciosa.
Porque los que amamos no se van del todo.
Viven en nosotros.
En la forma en que reímos.
En la manera en que abrazamos.
En cada elección que tomamos desde el amor.

Ser resiliente no es no llorar.
Es llorar cuando toca…
Y luego levantarse, aunque el alma tiemble, y volver a amar.
Volver a confiar.
Volver a vivir con ellos en nosotros, no desde la ausencia, sino desde el legado.

Si estás atravesando un duelo, permítete sentir. Pero no olvides:
el amor que te dejaron es semilla.
Y algún día, en medio de tanto silencio, verás brotar algo nuevo.
Algo tuyo.
Algo que no sabías que estaba allí… esperando florecer.

Ninoska

«La escritura no es solo un refugio.
Es un acto de resistencia silenciosa.
Una forma de respirar cuando el mundo aprieta el pecho.
Una grieta luminosa en medio de la sombra más densa»


Ninoska.

Enlaces sociales


Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *