Nos quedamos a medio paso: cuando el amor no alcanza, pero deja huella

Para esos amores que acariciaron el alma, pero no se atrevieron a quedarse.

Hay historias que no terminan con portazos,
ni con lágrimas en la lluvia.
Son más silenciosas.
Más elegantes en su dolor.

Se deshacen con la misma sutileza
con la que llegaron:
sin promesas, sin ruido,
como si la vida supiera
que no todo lo hermoso viene para quedarse.

Porque hay vínculos que no explotan,
se evaporan.
No por falta de fuego,
sino por exceso de tiempo mal sincronizado.

Nos miramos con los ojos de las primeras veces.
Esos que no exploran: reconocen.
Y aunque no dijimos mucho,
todo estaba dicho.

Ahí estábamos.
En ese punto donde las historias pueden comenzar,
pero no todas se animan a continuar.
Nos cruzamos en el instante perfecto,
pero en la vida incorrecta.

Nos rozamos.
En palabras no dichas.
En silencios que dolían más que cualquier adiós.
Tu miedo se vestía de prudencia.
Mi intuición, de espera.
Y entre los dos…
un reloj que jamás se alineó con nuestro deseo.

No fuimos cobardes,
fuimos humanos.
Y eso a veces es más complejo que el miedo mismo.
Porque sentir nos sobraba,
pero entenderlo…
ahí fallamos.

Y sí…
a veces pienso en ti.
No con drama,
no con rabia,
ni con cartas que nunca envié.

Te pienso con esa ternura resignada
que se sienta a mirar lo que no ocurrió.
Te pienso con el cariño calmo
de lo que fue real, aunque no se quedó.

Sonrío.
Porque fuiste.
Aunque no hayas sido.

Y eso también cuenta.
Eso también deja marca.

A veces amar no es quedarse,
sino tener el valor de no arrastrar lo que no camina.
De no insistir donde la vida ya entendió.
Y aunque duela decirlo:
también hay belleza en lo que no se concreta.

Nos quedamos a medio paso.
Pero en ese medio paso,
fuimos todo lo que podíamos ser

Quizás aún duela.
Pero ya no arde.
Nos soltamos sin empujarnos.
Nos dejamos ir sin rompernos.
Y si eso no es amor…
entonces no sé qué lo es.

💬 ¿Te pasó alguna vez? ¿Tuviste un amor que no fue, pero te marcó igual?
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Aquí hablamos sin filtros… de lo que amamos, de lo que soltamos,
y de todo lo que nos hace humanos.

Ninoska

«La escritura no es solo un refugio.
Es un acto de resistencia silenciosa.
Una forma de respirar cuando el mundo aprieta el pecho.
Una grieta luminosa en medio de la sombra más densa»


Ninoska.

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